Retos Urbanos

Los retos urbanos buscan dar respuesta a los problemas de San Bartolomé de Tirajana teniendo en cuenta los activos y las potencialidades definidas. Éstos se dividen en los 5 bloques de retos definidos en el Artículo 7 del reglamento de FEDER.

Para ser un municipio de oportunidades y cohesionado, San Bartolomé de Tirajana debe desarrollar un tejido económico moderno, competitivo y atractivo. Este tejido ya está presente en su franja costera, por lo que el reto consiste en que esta actividad se disperse hacía otras áreas de San Bartolomé de Tirajana aprovechando las actuaciones de cohesión espacial, mejora del entorno y mejora de la movilidad incluidas en la DUSI. El comercio, es un elemento estructurante y diferencial, que debe ser considerado, no sólo como herramienta puramente económica y de empleo sino como elemento dinamizador urbano, en especial de las zonas degradadas.
 

San Bartolomé quiere ser un área urbana conectada y amable a todos los niveles (movilidad, lucha contra el cambio climático, economía, integración social), tanto para sus habitantes como para sus visitantes. Para conseguirlo, el Ayuntamiento está implantando actualmente servicios cada vez más digitales. El reto está en continuar este esfuerzo, no sólo en tareas de administración electrónica sino en el diseño de servicios cada vez más personalizados y adaptados, que tengan en cuenta las necesidades de sus vecinos y sus preferencias. San Bartolomé de Tirajana apuesta por avanzar hacia una Smart City en los 6 bloques que contempla la estrategia de ciudades inteligentes para España: Smart People, Smart Governance, Smart Environment, Smart Mobility, Smart Economy y Smart Living. Especialmente relevante para el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana son los bloques de Smart Environment y Smart Economy, siendo un área urbana que quiere convertirse en un lugar más sostenible, más diversificado económicamente y más cohesionado socialmente.

En la actualidad, el desarrollo económico se concentra principalmente en el área costera y concierne principalmente  a la hostelería. Para brindar oportunidades a sus habitantes, San Bartolomé de Tirajana debe desarrollar nuevos subsectores y nichos de empleo aprovechando el importante activo que representa el reconocimiento internacional de la “Marca Ciudad” Maspalomas y el potencial que tiene este territorio diverso y multicultural para convertirse en “laboratorio viviente del Atlántico” que desarrolle nuevas soluciones urbanas que servirán de modelo a su entorno más cercano (otras ciudades turísticas de Canarias y de la costa africana). Asimismo, necesita combatir la brecha digital y formar a sus vecinos y empresas y generar infraestructuras para propiciar un óptimo aprovechamiento de las oportunidades de la economía digital (SMART ECO).

San Bartolomé de Tirajana debe crear nuevos espacios verdes y sanos, en comunión con el entorno privilegiado que la rodea para poder alcanzar su visión amable a nivel medioambiental. El reto está en reducir los impactos que genera la población vinculada  y la huella energética, hídrica y ecológica que conlleva. Para ello, debe actuar sobre los medios de transporte impulsando el uso colectivo y fomentando los medios de transporte ecológico. Asimismo, debe proponer actuaciones de mejora de eficiencia energética y de aprovechamiento de las energías renovables, teniendo en cuenta sus extraordinarias condiciones climáticas (radiación solar y viento). Por último, es necesario que la riqueza natural del municipio se refleje en San Bartolomé de Tirajana, sus calles, parques y jardines y que se aproveche este activo para desarrollar una actividad comercial y empresarial responsable.
 

San Bartolomé de Tirajana sufre de una severa segregación espacial entre las áreas turísticas y residenciales por las causas que se detallaron en el diagnóstico: falta de capilaridad territorial de las vías de comunicación por carretera hacia el norte del municipio, efecto de segregación provocado por barreras físicas existentes en el área urbana, ausencia de un área central que sirva de punto de encuentro y aislamiento espacial de algunas unidades territoriales. El reto para ser ese núcleo urbano abierto y cohesionado consiste en llevar a cabo un importante programa de regeneración para unificar esas unidades territoriales y que sus vecinos puedan desarrollar su vida en común. Asimismo, es necesario regenerar medioambientalmente el municipio, desde las zonas verdes, que están degradadas en algunas áreas, hasta plazas o locales de titularidad pública que es necesario rehabilitar. Asimismo, deben aprovecharse los espacios para mejorar la oferta cultural y de ocio y convertir así San Bartolomé de Tirajana en un lugar atractivo para todas las edades. El reto es ganar en diversidad de usos y de personas.

Para conseguir ser un lugar amable y neutro desde el punto de vista climático, San Bartolomé de Tirajana debe conseguir reducir los desplazamientos en vehículo privado (sólo el 7,4% de los residentes emplean el autobús para ir al trabajo). Es necesario diseñar un plan de movilidad sostenible, potenciar el uso de medios de transporte no contaminantes transformando la red ciclista y peatonal del municipio (que presenta serias deficiencias) e impulsar los servicios digitales para evitar viajes innecesarios hasta las oficinas municipales.
 

La extensión de la franja litoral urbana, el aislamiento de algunos barrios con escasa conexión al transporte público, la baja frecuencia de paso del transporte público interurbano en determinados núcleos del municipio y la mala ubicación de las paradas actuales convierten, para muchos usuarios (residentes, trabajadores y turistas), al transporte colectivo en una alternativa inviable. Luchar contra las emisiones contaminantes producidas por los vehículos particulares es un reto climático imprescindible para San Bartolomé de Tirajana.
 

Algunas características del municipio hacen que este reto climático sea especialmente relevante. El territorio cuenta con 14.378 puntos viarios de alumbrado público repartidos por toda la geografía municipal y 375 establecimientos hoteleros que usan diariamente climatización, agua para jardines y piscina y luz. Asimismo, San Bartolomé de Tirajana tiene unas condiciones extraordinarias para el desarrollo de las energías renovables. En su deseo de convertirse en un área urbana amable con el clima del planeta, San Bartolomé de Tirajana deberá afrontar este tercer reto.

Para alcanzar su propósito de configurarse en un municipio de oportunidades, es fundamental establecer directrices y llevar a cabo proyectos estructurantes para una diversificación económica que permita incorporar algunos colectivos al mercado de trabajo local que se ven obligados a emigrar hacia otras ciudades de la CCAA o del exterior para hallar oportunidades profesionales acorde a su nivel de estudios. Le economía actual de San Bartolomé centrada fundamentalmente en el sector de la hostelería (52% de la economía local) genera sobre todo contratos para trabajadores poco cualificados y de duración determinada o a tiempo parcial.
 

La franja litoral recibe 3 tipos de presiones: residencial, profesional y turística. El atractivo de las zonas costeras y su posterior desarrollo económico, combinado con la adversa orografía del territorio propició el desarrollo de un área urbana aglomerada frente a las costas. El reto de un área urbana cohesionada implica dotar de atractivo a las zonas periurbanas y de interior para que el residente se establezca en espacios donde el precio de la vivienda y la calidad de vida sean mejores. Éste es el modelo de desarrollo urbano que experimentó la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y que posee una configuración orográfica parecida a la de San Bartolomé de Tirajana.

San Bartolomé de Tirajana quiere ser un área urbana cohesionada y solidaria. Su pasado agrícola hace que aún exista una proporción importante de la población (en torno al 3%) que habita viviendas que en Canarias se denominan “cuarterías” diseminadas por todo el territorio municipal en las áreas periurbanas. Sin duda, la estrategia DUSI de San Bartolomé debe contribuir a luchar contra esta situación anacrónica y dramática para un municipio con el índice de actividad turística más importante de Canarias.
 

San Bartolomé de Tirajana presenta algunas áreas que están muy degradadas física, económica y socialmente. En especial, existe una zona situada en el sureste del municipio que reúne condiciones muy adversas: alejada del área turística, rodeada de terrenos agrícolas (muchos de ellos abandonados) y próxima al centro penitenciario, al vertedero y a un inmenso parque eólico. Para poder convertirse en un área urbana cohesionada y solidaria debe iniciar su recuperación impulsando una rehabilitación integral para que se conviertan en espacios más atractivos, abiertos y seguros.
 

San Bartolomé de Tirajana quiere ser un espacio de oportunidades para toda sus habitantes y el reto está en conseguir incluir aquellos colectivos en riesgo de pobreza y exclusión. Para ello, deben tener a su disposición herramientas innovadoras de integración, espacios y equipamientos para desarrollar actividades y atención especializada para su orientación y capacitación laboral.
 

El desajuste que hay entre la demanda de empleo en San Bartolomé de Tirajana, viene determinada por las empresas turísticas y comerciales del municipio y requiere competencias lingüísticas y digitales. Estas personas tampoco cuentan con las capacidades necesarias para iniciar negocios por su cuenta que puedan crear empleo y desarrollar nuestra economía. El reto de San Bartolomé de Tirajana está, por tanto, en potenciar que nuestros habitantes en situación de desempleo adquieran la formación y las capacidades necesarias para poder encontrar empleo de calidad que se ajuste la oferta y la demanda de empleo municipal y/o insular.